Entrevista del Mes: Mario Villanueva – Desafíos de la Alta Densidad

Entrevista del Mes: Mario Villanueva – Desafíos de la Alta Densidad

El interés por las plantaciones de alta densidad en nogal pecanero ha crecido significativamente en los últimos años, motivado por la posibilidad de aumentar el rendimiento por hectárea y aprovechar mejor el espacio disponible, lo que puede traducirse en un retorno más rápido de la inversión. Sin embargo, este sistema también plantea importantes desafíos de manejo que deben considerarse cuidadosamente desde la etapa de planificación.

Mario Villanueva es Ingeniero Fruticultor. Cuenta con aproximadamente 20 años en el manejo integrado del nogal pecanero, como asesor y consultor en el estado de Chihuahua, con colaboraciones en los estado de Zacatecas y Aguascalientes, México. Actualmente asesora 1.500 hectáreas en alta densidad, principalmente en marcos de plantación de 7 metros por 7 metros, es decir 204 árboles por hectártea, siendo las variedades predominantes Western (80%) y Wichita (20%).

En una entrevista exclusiva, Mario explica los desafíos que plantea la alta densidad y cómo, a su parecer, hay que abordarlos.

Principales desafíos del manejo en alta densidad

Uno de los mayores retos es la competencia entre árboles por luz, agua y nutrientes. Las condiciones del suelo y la calidad del agua son determinantes: no es lo mismo plantar en suelos francos con buena calidad de agua que en terrenos con carbonato de calcio y agua salina o con alto contenido de bicarbonato. En estos últimos, los árboles pueden no llegar a cerrar copa incluso después de 12 años, pese a una densidad de plantación de 7×7 metros.

Es por eso que el punto crítico del manejo en las plantaciones de estas características es la poda. La formación adecuada del árbol —preferentemente con un líder central y estructura tipo “pino” (abierto en la base y más cerrado arriba)— permite una mejor penetración de luz desde la punta hasta la base. La luz es el principal factor para la producción de nueces, y su ausencia provoca brotes vegetativos en lugar de fructíferos, además de la pérdida de ramas por sombreado.

En zonas como el norte de Chihuahua, la primera poda mecánica suele realizarse alrededor del año 13 o 14. Esta debe complementarse con podas manuales selectivas, ya que la poda mecánica por sí sola no asegura un buen manejo de la copa. Además, hay que manejar cuidadosamente el rebrote posterior, que suele ser vigoroso si la poda es demasiado severa.

Estrategias de poda y rebrote

Una poda eficiente requiere alternar lados y orientaciones por año para no eliminar todos los brotes de un año, que son los que producirán al siguiente. Por ejemplo, se puede dividir la huerta en cuadrantes y realizar la poda mecánica por secciones: un lado norte-sur en años impares, otro en años pares, y luego este-oeste de manera similar. El manejo del rebrote debe hacerse manualmente con despuntes estratégicos, seleccionando brotes y evitando intervenciones excesivas que solo estimulen más vigor vegetativo.

La dominancia apical también debe manejarse selectivamente en árboles jóvenes, podar el líder central, de un 30 a 50 % del crecimiento que tuvo en el año, para fomentar su desarrollo vertical sin perder equilibrio.

¿Qué pasa si no se hizo el manejo correcto a tiempo?

En huertas donde no se aplicó poda adecuada desde el inicio, es común encontrar árboles mal formados, con copas cerradas y ramas secas debido al sombreado. En estos casos, la única opción viable suele ser una poda drástica de formación, adaptando el árbol a lo que permita su estructura actual. El objetivo será recuperar la penetración de luz y mejorar la producción, aunque no se logre una estructura ideal.

Sanidad vegetal en alta densidad

En zonas húmedas, la alta densidad representa un riesgo mayor en el manejo fitosanitario. Las condiciones de humedad, temperatura y follaje denso favorecen la propagación de enfermedades, además de plagas como pulgones, que se benefician del microclima cerrado. Una buena ventilación mediante manejo de copa es clave para reducir estos problemas.

Tamaño objetivo del árbol en alta densidad

En una plantación 7×7 m, un tamaño ideal de árbol sería entre 8 y 8.5 metros de altura, siempre que se mantenga un espacio libre entre copas para la entrada de luz (al menos 30% del ancho de la calle). La clave está en una formación con ventanas de luz bien distribuidas y pisos equilibrados desde el inicio.

Producción esperada y sostenibilidad del sistema

Una huerta bien manejada en alta densidad puede alcanzar producciones sostenidas entre 3.6 y 4 toneladas por hectárea, un 15–20% más que una huerta convencional (12×12 m) con árboles maduros. Sin embargo, sostener estas producciones en el tiempo depende del manejo integral: nutrición, riego, poda, sanidad y formación.

En densidades muy altas (como 5×5 o 6×6), la sostenibilidad es más limitada. En condiciones ideales, podrían mantenerse durante 20–25 años, pero la presión vegetativa del árbol —que naturalmente tiene un porte grande y ripario— complica su contención sin comprometer la producción.

Economía de la alta densidad

La inversión inicial es más alta, especialmente por la mayor cantidad de árboles, sistemas de riego más complejos y maquinaria especializada. No obstante, también se recupera más rápidamente. En cuanto a insumos como fertilizantes y agua, el consumo es por hectárea, por lo que el costo se mantiene similar al de una plantación convencional. “El nogal produce y consume en base a la superficie que ocupa”. En este sentido, es erróneo pensar que por tener más árboles por hectárea se necesitará mayor cantidad de fertilizantes. Se debe calcular hectárea y dividirlo por la cantidad de árboles en esa hectárea.

Recomendaciones finales para productores

Cada plantación es única: no hay recetas universales. Antes de definir la densidad, el productor debe:

  • Conocer profundamente su zona y sus condiciones agroecológicas.
  • Evaluar la calidad del agua y del suelo.
  • Seleccionar adecuadamente las variedades (vigorosas, alternantes, biparentales).
  • Estar familiarizado con el cultivo o apoyarse en técnicos experimentados.
  • Prepararse para un manejo intensivo y contar con maquinaria adecuada.
  • Entender que una plantación de alta densidad es un proyecto desafiante, pero con potencial alto si se ejecuta correctamente desde el inicio.

Cada huerta es una historia distinta, y cada árbol cuenta un capítulo.